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La sierra de Galliners

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Sant Quirze del Vallès disfruta de un entorno natural sorprendente y cercano que nos permite descubrir algunos elementos patrimoniales que han forjado la identidad de sus habitantes. Ermitas y masías, tradiciones y leyendas son el legado y a la vez testimonio de la historia de Sant Quirze.

RECORRIDO

Iniciamos el recurrido en Can Barra, conjunto de edificios del s. XVII, donde destaca la torre del Senyor, de estilo modernista. Bordeamos los edificios y marchamos paralelos a la riera. El sendero cruza la calle del Llaurador y la avenida del Vallès, donde hay que prestar atención al tráfico de vehículos.

 

Cruzamos también la calle de Joan Rodrigo y seguimos paralelos al torrente de la Betzuca hasta llegar a un cruce que, si tomamos a la derecha, nos permite atravesarlo. Subimos por este camino (camino del Mig), dejamos una primera pista que marcha a la izquierda y tomamos la segunda, a la izquierda (camino de la Font dels Caçadors).

 

Después de atravesar un cortafuego y la línea de alta tensión, dejamos un camino que sube a mano derecha. Unos metros más adelante encontramos otro cruce. En esta sí que tomamos el camino que sube a la derecha y que va enfilándose hacia la sierra de Galliners. Encontraremos varios cruces, que obviaremos para seguir siempre por la más evidente. Una vez arriba de la línea de cresta, la pista por la que subimos llega a otra de asfaltada. Estamos en el camino dels Monjos, que une los monasterios de Sant Cugat del Vallès y de Sant Llorenç del Munt.

 

Cuenta la leyenda que el abad y los monjes de Sant Llorenç del Munt pidieron permiso al obispo de Barcelona para asentarse en otro lugar, puesto que sus tierras no eran nada productivas y el aislamiento del monasterio les hacía sufrir el mal de la tristeza. El obispo les dejó marchar siempre y cuando respetaran un mandato “que andando sin atravesar ningún río, torrente o riera, se establecieran donde mejor les fuera”. Y así lo hicieron y emprendieron el camino por el que ahora andamos y que los trajo hasta Sant Cugat, donde decidieron levantar el nuevo monasterio.

 

Tomamos a la izquierda el camino que sube suavemente y que bordea el punto más alto de este trozo de la sierra de Galliners. Desde aquí arriba podemos contemplar los magníficos bosques que entapizan las suaves ondulaciones que bajan hacia el pueblo y, más allá de la llanura del Vallès, los perfiles de Sant Llorenç y el Montseny. Al otro lado nos sorprenderán los perfiles de la sierra de Collserola y, un poco más allá, el contorno característico de la montaña de Montserrat.

 

Desde aquí el camino baja hacia la ermita de Sant Feliuet de Vilamilans. Antes, sin embargo, apenas después de atravesar la autopista, encontramos una escultura monumental dedicada al sagrado corazón de Cristo e inaugurada en 1957. A su alrededor hay un espacio con bancos para descansar. Un sendero baja hasta la ermita, un edificio prerománico de una nave y tres ábsides rectangulares formando una cruz latina. En la arista que conforman la fachada de mediodía y el ábside principal encontramos una piedra esculpida que parece un animal en la posición de saltar y que da origen a otra leyenda, la del mal cazador que explica que un domingo durante la misa una liebre pasó por delante de la puerta abierta del templo. Entre los feligreses que había en la iglesia había un cazador que, al verla pasar, cogió la escopeta y la persiguió. El cazador nunca consiguió atrapar la liebre y se supone que todavía lo prueba.

 

El retorno a Sant Quirze lo haremos por Can Ferran y la pista que sube paralela al torrente de Can Barata. Atravesaremos de nuevo el camino dels Monjos y bajaremos por la otra vertiente en dirección a la urbanización Vall Suau.

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Sant Feliuet de Vilamilans: antigua iglesia del municipio de Sant Quirze del Vallès (Vallès Occidental), situada en el oeste del pueblo. Era una de las cinco parroquias de la demarcación territorial de Sant Cugat del Vallès. Un altar paleocristiano, con una inscripción, descubierta el 1949, erigida por un tal Feliu, indica que ya había una capilla en el s V. Sale documentada desde el 878 como situada cerca de una villa dentro de las propiedades de Sant Cugat. El ábside mayor tiene planta semicircular en el interior. Estaba dedicada a Sant Feliu, Santa Maria y Sant Bartomeu.

 

Mas de Can Barra: casa de propiedad municipal formato por la masía antigua, que data del s. XVII (conserva un horno de pan, una gran bodega, cuadros y almacén agrícolas), y una torre construida en 1888, que sirvió de escuela durante la Guerra Civil. Al lado está la fuente de Can Barra, de agua natural.

SUGERENCIAS

La ermita de Sant Feliuet de Vilamilans dispone de zona apta para juegos y pícnic.

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