La Torrota de Vacarisses

En el siglo XI, una red de torrotas servía de complemento a la tarea defensiva de los castillos. Situados sobre las líneas de cresta, permitían a los colonos vigilar los ejércitos sarracenos y comunicar su llegada mediante señales ópticas que se iban enviando de una torre a otra. La mayoría de torres de vigía estaban hechas de madera y sólo una minoría se construían de piedra. La Torrota de Vacarisses presenta la particularidad de disponer de planta circular y que sus aperturas estén rematadas con arcos de medio punto.

Desde la plaza nos dirigimos hacia arriba hasta la calle Mayor, que tomamos a la izquierda en dirección al castillo, el gran edificio que se levanta en medio del pueblo. En el siglo X, durante la conquista y colonización del territorio, se construyó el castillo, que formó parte de la red defensiva de la Cataluña vieja. El edificio actual es del s. XVIII, cuando aprovechando la expansión vinícola y la bonanza económica se derruyó parte del castillo para convertirlo en casal fortificado.

Atravesamos la plaza Mayor, situada en la parte posterior de la iglesia parroquial de Sant Pere y Sant Feliu, y bordeamos el templo, de estilo neoclásico, construido en el s. XVIII sobre una edificación románica. En el s. XIX se añadió el campanario de planta octogonal coronado con una balaustrada.

Marchamos por el callejón del lado de la fachada de la iglesia y llegamos a la calle Lladern, que tomamos a la derecha, y a la calle Alfons Sala, que tomamos a la izquierda. Un poco más adelante encontramos, a mano derecha, un pozo construido en 1934 por iniciativa de los vecinos del pueblo para facilitar la captación de agua. En las fachadas de los edificios vemos placas de cerámica que nos recuerdan las antiguas profesiones y los nombres tradicionales de las casas. En el cruce de la calle Alfons Sala con la carretera de la Bauma sale, a la derecha, la calle de Can Còdol. La tomamos para bordear Can Domènech y una parte de la antigua muralla. La calle se convierte en un sendero que sube hasta una pista. La tomamos a la derecha y arriba hasta encontrar un depósito de agua.

En este punto abandonamos la pista y nos dirigimos a la izquierda, por el sendero que carena en dirección a la Torrota, donde las panorámicas del pueblo bajo el risco rojo y de Montserrat recortada al horizonte son magníficas. Una vez visitada la Torrota, volvemos atrás hasta una torre de alta tensión, donde nace un sendero a mano derecha que baja atravesando antiguos bancales y que nos lleva hasta una pista. La tomamos a la derecha y llegamos de nuevo al pueblo, por la calle del Serrat, que seguimos hasta la calle Alfons Sala, por dónde hemos pasado a la ida.

La explanada que hay antes de llegar la Torrota es apta como zona de juegos y pícnic.