Ruta de la Salut a Castellar

Ruta lineal que discurre entre la llanura vallesana y el pie de la cordillera prelitoral, de Sabadell a Castellar, pasando por la sierra de Sant Iscle. De aproximadamente dos horas de ida y dos de vuelta, nos permitirá conocer desde la comodidad del carro la combinación de cultivos agrícolas y zona boscosa que todavía enriquece el rodal de las poblaciones vallesanas y que dan lugar a una gran diversidad biológica, tanto de vegetación como de fauna.

Salimos del aparcamiento del Santuari de la Salut, donde podremos llegar en autobús desde Sabadell o en vehículo propio que dejaremos aparcado. Ya con el carro, enfilaremos hacia Sentmenat por la carretera durante unos pocos metros. Cogeremos un camino de carro que sale a la izquierda. Enseguida veremos que estamos en pleno rodal de Sabadell, enfilando por el antiguo camino de Ripollet a Castellar, que permite unas buenas vistas a derecha e izquierda, desde el Montseny a Montserrat, respectivamente. Encontramos cultivos de secano y alguno de regadío, cosa que nos permitirá diferenciarlos.

Al principio del camino queda más abierto a la izquierda y una valla a la derecha. Detrás de ésta podemos ver una finca de secano tradicional, con viña y olivos. A la izquierda vemos unas casas, una de ellas todavía cría ganado. En todo el tramo hay cipreses que cierran el campo. Al fondo de éste vemos un frontón y, delante, un buen ejemplar de pino piñonero, con su copa densa y redondeada. Continuamos entre cereales y olivos. Veremos un gran cerezo que sobresale por sobre la valla de una casa a la izquierda. Justo después empieza un gran campo y a la derecha vemos una valla con huertos de regadío: patatas, judías… con la balsa para el agua y dominando el conjunto unas higueras. Casi ante la balsa, a la izquierda, al margen del campo hay un gran almendro, único punto de sombra de este tramo.

Desde aquí, por detrás del campo, vemos Pedra Santa y, por detrás, el Montseny. Desplazando la vista hacia la izquierda, veremos los riscos del Bertí, el Farell, el monte de la Creu, Sant Llorenç, sierra de l’Obac y Montserrat. Detrás de los cultivos de la izquierda podemos ver los márgenes del Ripoll, Sabadell y sierra de Galliners. Cuando se acaban los huertos, los dos márgenes del camino se van elevando y se cubren de retama. Al volver, desde este punto podremos ver toda la cordillera Litoral.

El camino sigue llano junto a unos huertos a la izquierda y una finca con caballos a la derecha. Justo después de los huertos encontramos un desvío que enlaza con Togores y la torre del Canonge. Pasamos por un pequeño bosque de encinas, que hace como un pequeño torrente y vemos una masía a la derecha. Al dejar el bosquecillo, a la derecha un roble nos peinará con sus ramas y, excepto en invierno, podremos ver perfectamente el borde ondulado de sus hojas. El margen izquierdo se mantiene elevado y recubierto por ciruelos silvestres y zarzas. Según la hora en que pasemos, podemos encontrarnos un rebaño de cabras que pacen la zona.

Al acabarse los campos, el camino discurre por el principio del bosque, sobre todo de pino blanco. Debajo podemos ver mucha estepa, romero, aliaga, lentisco y encinas jóvenes que crecen bajo la sombra de los pinos.

Pasada una curva a la izquierda y cuando el camino empieza a hacer subida, a la izquierda encontramos un buen tramo de encinar bien constituido. Vamos enfilando un buen trozo, alternando este bosque típicamente mediterráneo con alternancia de algún campo de cereal y con vistas intermitentes de Montserrat a la izquierda y de Sant Llorenç por delante.

Si nos vamos fijando en el bosque de la derecha, de repente veremos cómo asoma un conjunto de eucalipto, con la corteza que se pela y las hojas alargadas y de color grisáceo. Una vez lo pasemos, el camino se ensancha en un cruce donde hay las paredes antiguas de una entrada a una finca. Aquí haremos una parada, aprovecharemos para estirar las piernas y hacer un bocado, al tiempo que los caballos se reponen de la subida.

El camino continúa ahora durante un buen tramo en medio de pinos y encinas jóvenes, llano con un par de pendientes más fuertes. Encontraremos el desvío hacia Can Casamada a la izquierda y hacia Sentmenat a la derecha, ambos señalizados.

A medida que nos acercamos a Castellar, volvemos a ver signos de humanidad: un margen de piedra seca, huertos y cultivo a derecha e izquierda. Cuando el camino gira al oeste, podemos ver el cerro del cementerio de Castellar, detrás de los campos. El camino se enfila. Podemos hacer un descanso y enfilar el camino de vuelta o hacer una parada más larga un poco más adelante y comer.

La ermita de Togores, la torre del Canonge, el torrente de Colobrers o la ermita de Sant Nicolau son otros puntos de interés que encontramos cerca de esta ruta.